lunes, 10 de agosto de 2015
La mejor manera es comer los huevos...crudos.
Puedo ver su gesto de desagrado y de decepción. Pero espere a leer lo que sigue.
Crudo no quiere decir que deba comerse los huevos tal cual. Puede mezclarlos con alguna bebida, como un zumo o un batido.
Por ejemplo, la mousse de chocolate es una receta célebre y muy apreciada a base de huevos crudos. Se hace así: coja 6 huevos y 200 gramos de chocolate negro bio. Funda el chocolate al baño maría. Separe las claras de las yemas y móntelas a punto de nieve. Cuando el chocolate fundido se haya enfriado un poco, mézclelo con las yemas. Añada a continuación a esta mezcla las claras a punto de nieve, con suavidad para no romperlas. Vierta la mezcla en cazoletas individuales que dejará una noche en el frigorífico. Puede añadir, por supuesto, frutos secos, pero no es necesario ni azúcar, ni harina, ni mantequilla.
Certifico personalmente que esta receta es dietética, piensen lo que piensen los “talibanes” que querrían privarnos de todos los placeres de la existencia "por el bien de nuestra salud".
Por el contrario, las autoridades le aconsejarán cocer bien los huevos para evitar la salmonelosis. Pero este riesgo afecta sobre todo a las gallinas criadas en malas condiciones e, incluso en este caso, sólo un huevo de cada 30.000 está contaminado.
No hay nada que justifique privarle de las ventajas nutricionales de los huevos crudos.
Si a pesar de todo decide cocer los huevos
Si no puede evitar cocer los huevos, la mejor forma de tomarlos es pasados por agua, es decir, cocidos a baja temperatura (80° C). No es necesario que el agua hierva, ya que el huevo coagula a entre 70 y 80° C. Dependiendo del tamaño del huevo, unos cuatro minutos serán suficientes para obtener la textura perfecta: la clara debe estar cremosa y la yema caliente y untuosa.
Pero también puede hacer huevos revueltos al baño maría. El resultado final debe ser una crema, a la que puede añadir toda clase de ingredientes para darle sabor: champiñones, especias, finas hierbas, verduras...
Le garantizo que, después de unos cuantos intentos, este modo de preparar los huevos revueltos resulta una auténtica delicia.
Nota para embarazadas
El consumo de huevos crudos no se recomienda a las mujeres embarazadas, ya que la clara de huevo crudo contiene avidina, una proteína que inactiva a la biotina (vitamina B8) que se encuentra en la yema, siendo la biotina una sustancia que las mujeres embarazadas necesitan y de la que suelen ser deficitarias. Sin embargo, si el huevo está cocido la avidina de la clara se neutraliza (con lo que no inactiva a la biotina), mientras que la biotina mantiene sus características, ya que soporta altas temperaturas sin modificaciones.
Si está usted embarazada, puede hacerse pruebas para medir una eventual deficiencia de biotina y tomar complementos alimenticios, o bien no comer cruda más que la yema del huevo.
Para los apasionados de la nutrición
He aquí algunos datos que interesarán a los apasionados de la nutrición, y que explican por qué comer huevos crudos es mejor para la salud.
Los huevos ecológicos producidos de forma tradicional contienen un tercio de colesterol menos, un cuarto de grasas saturadas menos, dos tercios de vitamina A más, dos veces más de Omega 3, tres veces más de vitamina E y siete veces más de beta-caroteno que los huevos de gallinas criadas en jaulas en batería.
Las proteínas presentes en un huevo son "proteínas completas", ya que contienen los ocho aminoácidos esenciales, es decir, aquellos que el organismo no puede fabricar por sí solo. Los aminoácidos esenciales se encuentran en proporciones equilibradas (ésta es la razón por la que los huevos se utilizan como referencia para la evaluación de la calidad de las proteínas y del contenido en proteínas de los demás alimentos).
La yema de huevo contiene, por su parte, luteína y zeaxantina, de la familia de los antioxidantes, que protegen especialmente los ojos contra la posibilidad de cataratas. Estas sustancias corren el riesgo de ser destruidas por la cocción. La yema de huevo, rica en colina, aumenta y protege la memoria. Su contenido en ácido fólico es interesante, sobre todo para las mujeres embarazadas con el fin de prevenir la espina bífida (malformación de la médula espinal) del bebé. Por último, contiene fósforo y cinc.
La yema de huevo no hace subir la tasa de colesterol
En los años 1980 se acusó injustamente a la yema de huevo de hacer subir la tasa de colesterol. Hoy en día se sabe que la tasa de colesterol en sangre tiene poco que ver con el colesterol de los alimentos, ya que es fabricado por el hígado a partir del azúcar.
No olvide que el colesterol no es un veneno: cada célula de su cuerpo necesita colesterol. Contribuye a fabricar la membrana celular, hormonas, vitamina D y ácidos biliares para digerir las grasas. El colesterol ayuda también a conformar recuerdos y es indispensable para las funciones neurológicas. El colesterol de los alimentos es su amigo.
En cualquier caso, numerosos estudios han concluido que los huevos no hacen subir la tasa de colesterol. Por ejemplo, investigaciones publicadas en International Journal of Cardiology (1) han mostrado que en los adultos con buen estado de salud, comer huevos todos los días no provoca ni efectos negativos sobre las funciones endoteliales ni una elevación de los índices de colesterol.
Así que puede comerse con toda tranquilidad seis huevos a la semana probando recetas variadas y deliciosas.
¡A su salud!
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