El paciente debe estar sentado, con la cabeza flexionada hacia delante para evitar que se traque la sangre. Y enseguida tiene que comprimirse la nariz con los dedos. Mientras, se dobla una venda de gasa a lo largo, se empapa con agua oxigenada y, con unas pinzas, se va introduciendo en el lado que sangra, hasta que no se puede más y la nariz queda abultada. Luego, se corta la venda sobrante y se mantiene el taponamiento unas dos horas. Si, a pesar de ello, se observa que sigue resbalando sangre por la garganta, hay que ir a urgencias.
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