martes, 11 de agosto de 2015
Una solución ante una noche de poco descanso
La siesta es imprescindible para aquellos que se deben conformar con un tiempo de descanso nocturno menor del que necesitarían, tanto por motivos profesionales o escolares como por cualquier otra razón (haber prolongado una salida nocturna, haberse quedado viendo la tele hasta más tarde de lo que se pensaba...). La siesta les permite entonces saldar su “deuda de sueño”.
Pero no sólo en caso de déficit de sueño resulta beneficiosa la siesta, sino que lo es para todo el mundo. La somnolencia que experimentamos después de comer no se debe a la digestión (aunque una comida copiosa pueda acentuar el efecto), sino a una necesidad del cuerpo, que reclama un poco de descanso. Nuestro ritmo de vida se divide entre períodos de actividad y períodos de relajación y hay que saber cómo alternarlos.
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