lunes, 10 de agosto de 2015
¿Qué daños puede sufrir un smartphone por la ola de calor?
Se acerca una nueva ola de calor y, de nuevo, los terminales móviles van a sufrir tanto como sus usuarios las altas temperaturas que estamos soportando este verano. Aunque parezca que son dispositivos muy duros y capaces de funcionar pese a todo, la realidad es que existen unos umbrales mínimos y, sobre todo, máximos de temperatura que no sólo van hacer que los terminales dejen de funcionar, sino que puede hacer que lo hagan para siempre.
Aunque el tiempo nos ha dado un respiro, de aquella manera, durante unos días, se acerca una nueva ola de calor, la tercera de este verano. Es un tiempo de temperaturas extremas que no sólo son incómodas para nosotros sino también para los dispositivos electrónicos que si bien tienen una resistencia importante, las altas temperaturas no les van especialmente bien. Sin llegar al extremo en el que dejan de funcionar, que se sitúa en una exposición directa que supere los 45 grados centígrados de temperatura ambiente – como, por ejemplo, indica Apple -. Actos como dejar el teléfono en la guantera del coche, en una superficie en la que esté dando el sol directamente o el uso de algunas funciones (GPS, juegos con gran carga gráfica) son prácticas desaconsejadas para los próximos días.
Procesos lentos
Las altas temperaturas afectan no sólo a que podamos coger el terminal sin quemarnos, sino que según se va elevando la temperatura ambiente, los dispositivos electrónicos comienzan a dar los primeros fallos. La razón no es otra que los sistemas de protección que tiene el equipo reducen el consumo o detienen los procesos que hacen sus componentes para bajar una temperatura extrema con el fin de controlarla y que no se dañe el hardware. Cosas como las antenas de radio entran en un estado de consumo mínimo, lo que hace que la cobertura baje, la pantalla reduce su brillo o que el flash se desconecta son algunos de los mecanismos que utilizan los smartphones para paliar una temperatura extrema y bajar los grados detectados.
Baterías que cargan lento
Del mismo modo, elementos como la batería también sufren bastante durante una ola de calor. En la lista de elementos que dejan de funcionar para bajar la temperatura del equipo también está que, de repente, cargan mucho más lento o, directamente, dejan de hacerlo ya que es otra fuente de calor.
Dado que las baterías generan la electricidad a partir de un compuesto químico, las altas temperaturas son también malas para la salud de éstas. Largas horas de exposición a muchos grados puede degradar la composición lo que, al final, significará que de este verano saldremos con autonomías más reducidas para nuestros terminales. Evidentemente, una exposición aún más prolongada o extrema puede hacer reacciones más extremas con consecuencias como la entrada en combustión, abombamientos que afectan a la estructura del equipo, etc.
De hecho, es mucho más seguro hacer pequeñas cargas parciales, ya que es menos tiempo el que están cargando y, por lo tanto, expuestos a un aumento de temperatura que se suma al ambiental.
Pantallas que se rompen
Podría parecer que las bajas temperaturas hacen más proclives los cristales de los terminales a romperse, pero la realidad es que como los propios dispositivos generan calor, están mejor preparados para soportar el frío extremo. De hecho, en España no nos tenemos que preocupar por eso porque es casi imposible que en algún punto de nuestra geografía bajemos de los -20 grados centígrados que es el umbral aceptado.
Las pantallas de los móviles, en realidad, se componen de finas capas pegadas unas a otras. El calor hace que el pegamento que las mantiene unidas, como también ocurre con otros componentes del terminal, se despeguen. Además, las pantallas de cristal líquido, que por algo se llama así, pueden “sudar”, lo que haría que los píxeles puedan llegar a “explotar”, por así decirlo, lo que podría llegar a romper el cristal. Es un caso raro y sólo en casos muy extremos, pero puede llegar a pasar.
¿Se puede enfriar un teléfono en el frigorífico?
Sí que se puede, y aunque el primer impulso puede ser “lo meto en el frigorífico”, es otra cosa desaconsejable, porque ahí se va a encontrar con otro de los grandes enemigos de la electrónica, la humedad. Y con un cambio tan brusco de temperatura puede aparecer agua por condensación en el terminal, sobre todo al sacarlo, con lo que podemos acabar de rematarlo. Ponerlo delante de un ventilador o en una zona en la que le de directamente el “chorro” del aire acondicionado es mucho más seguro que usar la nevera.
Cómo actuar antes de que sea tarde
Lo mejor es apagarlo, quitar al terminal la carcasa, si es que la lleva, buscar un sitio oscuro, seco y en el que la temperatura sea menor. Sí, hay que dejar de usar el terminal un rato, pero es la mejor forma de asegurarnos de que no sufre ningún daño.
Hace unos meses os hablamos, también, de una gran aplicación, Coolify. Esta necesita de tener el terminal rooteado pero nos permitirá mantener un control de la temperatura del equipo, alertarnos cuando nos estamos acercando a un nivel peligroso y tener diferentes mecanismos para enfriarlo (que consisten en desconectar diferentes elementos hasta llegar a una temperatura segura).
¿Habéis tenido algún percance este verano con las olas de calor que hemos atravesado que os ha dejado sin móvil? Contad vuestra experiencia.
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