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miércoles, 22 de junio de 2016

¡BÉSAME MUCHO!

Por la calle, en el cine, en restaurantes y tiendas... Espontáneos o esperados, largos o fugaces... Besos, besos y más besos por todas partes y a todas horas. Directos al corazón y como tsunamis para los sentidos, ¡no podemos vivir sin ellos!


"Y el príncipe se acercó a la princesa, que yacía durmiente con una rosa entre las manos. La besó y enseguida comenzó a abrir los ojos. El hechizo se había roto, la bella durmiente despertó y fue dichosa con su príncipe hasta el fin de los días". Este es el final feliz de cientos de cuentos, películas, canciones y, por supuesto, también de historias de la vida real. En ellas, el beso "salvador" ¡obra milagros!

¿Cuál fue el origen del beso?, ¿quién dio el primer beso?, ¿por qué nos besamos? Existen miles de teorías, pero ninguna da respuesta a todas estas preguntas. Lo que sí sabemos es que los seres humanos nos hemos besado siempre. Hay quien sostiene que el beso viene del acto infantil de mamar; más tarde, dejamos de ser amamantados, pero seguimos alimentándonos a través de nuestra boca. Los labios poseen cualidades sensitivas muy agudas; nos ayudan a saborear, gesticular, por supuesto, a hablar y a esa otra forma de comunicación que es el beso. Si bien es cierto que millones de personas se besan miles de veces al día en todo el planeta, no significa lo mismo en un contexto que en otro o entre unas personas u otras. El beso tiene sus significados, sus reglas y su idiosincrasia. Se besaba la mano de los Reyes y nobles, se besaba la mano de los clérigos, se besaba el suelo al que recién se llegaba, en señal de agradecimiento... El beso está en todas partes, hablando sin palabras para decir prácticamente todo. Pero el que más nos gusta y nos hace soñar es el beso romántico, ese que une a una pareja, que nos hace convertirnos en una explosión de adrenalina y oxitocina y que nos hace felices al instante. Dentro de todos estos, el rey es el primer beso. Ese primer ósculo es el responsable de que queramos repetir más y más veces. El tsunami de sensaciones que acompaña al momento en que los labios se juntan a otros nos hace sentirnos vivos y nos une aún más al ser amado. Pero no deja de ser un misterio... ¿Por qué nos sentimos atraídos hacia la boca de nuestra pareja? Y cuando estamos iniciando una relación, ¿en qué momento decidimos que queremos besar al otro?, ¿y qué nos hace querer hacerlo?, ¿es el beso algo instintivo e intuitivo?, ¿lo aprendemos acaso del entorno?

Sobre la estética del beso se podrían llenar líneas y líneas, y ahora está más de moda que nunca, con las redes sociales dominando el mundo de la comunicación. Actores, actrices, modelos, celebrities y demás iconos actuales cuelgan sus fotos besando a sus parejas, mandando besos a sus fans o besando a sus amigos y a sus mascotas. Estas imágenes no parecen tener mucho que ver con los besos "callejeros", de portal o a la luz de las velas, de los que antes hablaba. Estos son escenificaciones de un estilo de vida: "Así soy yo y así entiendo el afecto y el amor"...

Las modas van y vienen, como los gobiernos, las malas y buenas rachas, los temporales o las ventanas de buen tiempo... Pero los besos permanecen, y siempre son la misma avalancha de emociones que nos sacude de pies a cabeza, o al menos debería ser así. Los besos que no se dan o los que no se sienten deberían estar prohibidos. Es posible que aquello de tener que besar muchas ranas antes de encontrar al príncipe o a la princesa del cuento, al que aludíamos al principio, sea algo desalentador, pero la búsqueda y, sobre todo, el hallazgo del beso perfecto, que, además, reconocemos al instante, y que promete comenzar la historia de nuestras vidas, merece la pena más que ninguna otra cosa. Besando se empieza...

SOBRE EL BESO

-SALUDABLE: Al besar y ser besados liberamos adrenalina y oxitocina y reducimos estrés. Se aceleran las pulsaciones y mejora el riego sanguíneo. Las endorfinas segregadas producen bienestar.
-DEL BESO SE HA DICHO: "Un mundo nace cuando dos se besan" (Octavio Paz).
-LA CIFRA RÉCORD: El beso más largo duró 58 horas, 35 minutos y 58 segundos.

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