La “aspirina”, una de las presentaciones comerciales del “ácido acetilsalicílico”, tiene efecto analgésico, calma los dolores; antitérmico, baja la fiebre; antiinflamatorio, reduce la inflamación y actúa sobre las plaquetas disminuyendo la coagulación de la sangre. Por todo ello, está indicada para:
-Calmar los dolores moderados, sobre todo de cabeza, aparato locomotor y ginecológico.
-Bajar la fiebre.
-Reducir la inflamación, sobre todo de las articulaciones en casos de reuma.
-Prevenir la coagulación de la sangre dentro de los vasos sanguíneos, o sea la trombosis, por lo que está indicada como prevención en la angina de pecho, infarto de miocardio, trastornos de la circulación cerebral y flebitis. En estos casos, se debe tomar continuamente, pero en dosis muy pequeñas (entre una quinta parte y dos terceras partes de una pastilla corriente).
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