Llega el buen tiempo, el calor, las piscinas, las terrazas y el aumento del número de horas al aire libre. Estas condiciones afectan a nuestro sistema visual, por lo que hay que tomar medidas de protección frente a estas "agresiones" estacionales que pueden desembocar en diversos problemas oculares, siendo la conjuntivitis uno de los más habituales.
Las fuentes de riesgo más comunes son la radiación solar, los agentes tóxicos para el cuidado de las piscinas, las infecciones bacterianas y los traumatismos oculares deportivos.
Como he comentado anteriormente, una infección relativamente frecuente es la conjuntivitis por clamidias (Chlamydia trachomatis) que puede causar distintas enfermedades oculares como el tracoma, las conjuntivitis del recién nacido, las conjuntivitis de piscina y las conjuntivitis asociadas a "clamidiasis" (enfermedad de transmisión sexual). Es la responsable de entre el 2% y el 15% de las conjuntivitis agudas, el 20% de las conjuntivitis crónicas y el 50% de las conjuntivitis de los recién nacidos.
Para evitar problemas oculares como este, te recomiendan que en el momento del baño protejas tus ojos con gafas de natación. Una cantidad de cloro superior a la exigida puede repercutir en la salud de la piel y los ojos, provocando conjuntivitis irritativa con molestias oculares como picor, escozor o enrojecimiento.
En el agua de las zonas de baño hay microorganismos que pueden desencadenar infecciones oculares. Una de ellas es la conjuntivitis bacteriana que afecta habitualmente a los dos ojos. Sus síntomas suelen ser menores: molestias en los párpados, enrojecimiento, picor o sensación de cuerpo extraño, secreciones mucosas o muco-purulentas, que pueden llegar a pegar los párpados al despertar por las mañanas. No existe dolor importante y la visión se conserva cuando se eliminan las secreciones. Si es realmente dolor o disminución de la visión podríamos sospechar una complicación u otro diagnóstico distinto.
Otra infección frecuente es la conjuntivitis vírica causada por adenovirus. Puede variar su sintomatología desde leve a severa en función de los distintos serotipos causantes. Es muy contagiosa por lo que hay que tener especial cuidado en no compartir tallas, colirios o maquillaje con otras personas, así como no rascarse los ojos ante la sensación de picor.
Para usuarios de lentes de contacto
Por otra parte, si deseas utilizar lentes de contacto en el mar o la piscina debes tener en cuenta que la posibilidad de infección será más elevada. Las lentes más seguras para evitar infecciones son las hidrofílicas desechables diarias y las permeables al gas o semirrígidas. No olvides utilizar gafas de piscina o máscaras de buceo del cloro y los agentes infecciosos.
Para terminar, recomiendan hacer lavados oculares con suero fisiológico o un producto específico al acabar nuestra jornada de baño.
Consejo: Si presentas alguno de estos síntomas este verano, acude a tu oftalmólogo quien te indicará el tratamiento más adecuado.
¡FELIZ VERANO!
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