Los músculos están formados por multitud de células, conocidas como fibras por ser finas y alargadas como hilos. Cuando son estimuladas por un nervio, se contraen y acortan, lo que provoca los movimientos. Ahora bien, aunque estén en reposo, dichas fibras nunca están completamente estiradas, sino que están algo contraídas, es decir, tienen un cierto grado de contracción, que se denomina tono muscular. Pues bien, cuando ese tono muscular es mucho mayor de lo normal, constituye la contractura muscular. Es muy frecuente que aparezca después de traumatismos, enfriamientos o por un reflejo nervioso a partir de una alteración cercana, como, por ejemplo, una artrosis de columna. También puede producirse por haber permanecido mucho tiempo en una postura forzada, que, a veces, se adopta para aliviar un dolor que provoca la postura normal. Y otros motivos pueden ser enfermedades musculares o nerviosas.
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