Son unos trastornos que pueden aparecer al subir a ciertas alturas. A medida que se asciende, disminuye la presión atmosférica y, por lo tanto, la del oxígeno, lo que hace más difícil que pase a la sangre. Las primeras señales suelen aparecer a alturas de entre 2.500 y 3.000 m y consisten en dolor de cabeza, mareos, náuseas, ahogo a pequeños esfuerzos, irritación de nariz, boca y garganta, pérdida del apetito e insomnio. Para evitarlo, se recomienda no ascender más de 400 m cada día y, en ningún caso, dormir a más de 500 m por encima de donde se durmió la noche anterior, aunque se haya sobrepasado esa altura. Beber mucho líquido y comer muchas féculas, harinas y dulces. Las señales suelen desaparecer descansando 48 horas en el mismo sitio y respirando profundamente cada 5-10 minutos; pero, si se agravan, la respiración y el pulso se aceleran a pesar del reposo, se orina poco y surgen cambios psicológicos (alucinaciones, depresión, etc.), hay que descender unos 400 m y puede ser necesaria la evacuación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario