No sustituyen a los tratamientos médicos, pero ayudan a mejorar nuestra salud de un modo tan sencillo (y sabroso) como echar mano del estante de los condimentos.
Puede que sean diminutas como grano de arroz o ligeras como una pestaña, pero no menosprecies el potencial saludable que contienen. Las especias (todas tienen sus virtudes) son pequeñas y poderosas cápsulas de minerales, antioxidantes, vitaminas y otras sustancias que te ayudarán a evitar las digestiones pesadas, a elevar tu estado de ánimo o a mantener a raya tus niveles de colesterol. Y no acaban ahí sus beneficios. Añádele estos: contribuyen a aumentar el nivel de saciedad sin sumar ni na caloría de más a tus recetas, y te ayudan a rebajar tu consumo diario de sal (que en España duplica la tasa saludable recomendada por la OMS) sin que tus platos queden insípidos. ¡Al contrario! Cobrarán nueva vida con un subidón de sabor y aroma.
¿Quieres descubrirlas?
1. Cúrcuma anticáncer
"Probablemente, sea el alimento más anticáncer que existe. El principio antitumoral de la cúrcuma es la curcumina, capaz de inhibir el crecimiento de muchos tipos de células tumorales (ovario, mama, colon, hígado, pulmón, páncreas, estómago, vejiga...)", asegura la dra. Odile Fernández, autora de Mis recetas anticáncer (Ed. Urano). Y no habla por hablar: investigadores del prestigioso hospital MD ANdrson de Houston han demostrado que este ingrediente tiene la capacidad de desactivar al factor NF-kappaB, que es el que protege a las células tumorales frente a los mecanismos de nuestro sistema inmune que intenta eliminarlas. Inhibiendo la proliferación de células tumoriales y la transformación de cédulas normales en cancerosas, inducen su autodestrucción y frenan la metástasis y reducen los tumores. "De hecho, no hemos sido capaces de encontrar un sólo tipo de cáncer que no responda a la curcumina en el laboratorio", declaran los expertos del MD Anderson Cancer Center.
Otros estudios, como el del Instituto Linus Pauling de la Universidad de Oregon y la Universidad de Leicester, corroboraron la relación entre el consumo de cúrcuma y el descenso de riesgo de padecer cáncer en humanos y su eficacia en el tratamiento de diversos cánceres ya que, además, potencia la actividad de la quimioterapia y radioterapia.
¿Cómo tomarla?
Como condimento en cualquier plato: arroces, pollo, ensaladas, guisos... Pero lo ideal para facilitar su absorción y, por tanto, su eficacia, es, como recomienda la dra. Odile Fernández: "Preparar una infusión con té verde, pimienta, cúrcuma y unas gotas de zumo de limón".
2. Azafrán contra los bajones anímicos
Si quieres dejar de verlo todo negro, alíate con estas hebras de brillante color anaranjado. En la antigua Persia, el azafrán era el tratamiento más común para las depresiones y deberíamos seguir su ejemplo. Y es que esta especia ayuda a reducir la sintomatología de los casos leves o moderados de depresión y ansiedad: contribuyendo a reducir los cambios de humor, la irritabilidad, los estados de tristeza o euforia, la melancolía, la apatía, las alteraciones del sueño... Lo dice un estudio publicado en la revista científica Progreso en Neuropsicofarmacología & Psiquiatría Biológica, en el que se comparaba la acción del safranal (uno de los principios activos del azafrán) con la fluoxetina, empleada para el tratamiento de los estados depresivos. El safranal también es capaz de estimular la producción de neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina, lo que contribuye a mejorar el estado anímico.
¿Cómo usarla?
Tres o cuatro hebras (suelen ser más eficaces que el polvo) bastan para darle un toque de color y sabor a sopas, paellas, risottos, salsas...
El safranal que contiene el azafrán estimula la producción de serotonina.
3. Comino para ayudar a la digestión
Si quieres una prueba de si funciona o no, fíate de este dato: los antiguos romanos lo tomaban tras sus banquetes para evitar los gases, la hinchazón abdominal y las digestiones pesadas... Y todos sabemos cómo se las gastaban en lo que a comilonas se refiere. El comino estimula la vesícula biliar y el páncreas para secretar enzimas y bilis, que descomponen los alimentos en nutrientes aprovechables. Su contenido en un aceite esencial llamado aldehído cumínico lo convierte en un excelente tónico estomacal y su riqueza en flavonoides es la responsable de su acción antiinflamatoria.
¿Cómo usarlo?
Añádele unos granitos (pocos) a legumbres, coles y ensaladas para prevenir gases. También puedes tomarlo en infusión, mezclado con hinojo y anís estrellado: hierve una cucharada sopera de cada uno y tómalo después de las comidas.
4. Canela para los índices de glucemia
La auténtica, la de la variedad Ceilán (cinnamomum verum o zeylanicum), que procede del interior de la corteza del árbol del canelo, presume de poseer multitud de virtudes saludables: tiene propiedades digestivas y también expectorantes que ayudan a aliviar los catarros y combatir las bacterias que provocan el mal aliento. Pero además, gracias a sus polifenoles ayuda a activar la insulina y a transportar la glucosa en la sangre. Los resultados de un estudio publicados en la revista Annals Of Family Medicine señalan que, gracias a ellos, se logra una reducción del azúcar en la sangre y además se mejoran los niveles de colesterol y triglicéridos. Los autores subrayan, no obstante, que en ningún caso la canela sustituye a la medicación y que conviene consultar al médico sobre su consumo porque puede interactuar con algunos alimentos y, en exceso, resultar tóxica.
¿Cómo usarla?
Como ingrediente para dulces y postres (natillas, arroz con leche, manzanas asadas...), pero también para recetas más arriesgadas, como estofados de cerdo o cordero, arroces o infusiones. Es, además, un sustituto del azúcar con el que puedes endulzar el café (añadiendo una cucharadita al agua de la cafetera).
5. Fenogreco para el colesterol
¿Feno...qué? No es de las especias más populares y puede que ni te suene, pero quédate con su nombre porque si empiezas a usarlo, ya no querrás pasar sin él. Durante la Edad Media y el Renacimiento, se consideraba "la planta que curaba todos los males". no iremos tan lejos, pero lo que es seguro es que media cucharadita de café en la olla le aportará un gusto entre dulce y amargo, entre apio y caramelo, que elevará a otro nivel tus lentejas de toda la vida o un buen guiso de ragú, por ejemplo. Eso podría ser suficiente para animar a cualquiera a incluir este ingrediente de la familia de las leguminosas en el estante de las especias, pero es que además ha demostrado tener un sorprendente efecto contra el colesterol. Así lo ha señalado un estudio de la Universidad de Maryland (EE.UU) en el que se observó que aquellas personas que tomaron cuatro cucharaditas de polvo de fenogreco al día durante ocho semanas, redujeron sus niveles de LDL (el colesterol malo, el que tapona nuestras arterias) y triglicéridos hasta un 30%. La explicación podría residir su elevado contenido en fibra soluble, reconocida aliada anticolesterol.
¿Cómo tomarlo?
Puede encontrarse en polvo, en semillas o germinado. Forma parte también de muchos curris y de los combinados de especias más comunes como el ras el hanout o garam masala. Se puede usar como espesante de guisos, estofados o sopas. Como germinado, aporta una textura crujiente a las ensaladas.
4 REGLAS DE CONSERVACIÓN
Otros estudios, como el del Instituto Linus Pauling de la Universidad de Oregon y la Universidad de Leicester, corroboraron la relación entre el consumo de cúrcuma y el descenso de riesgo de padecer cáncer en humanos y su eficacia en el tratamiento de diversos cánceres ya que, además, potencia la actividad de la quimioterapia y radioterapia.
¿Cómo tomarla?
Como condimento en cualquier plato: arroces, pollo, ensaladas, guisos... Pero lo ideal para facilitar su absorción y, por tanto, su eficacia, es, como recomienda la dra. Odile Fernández: "Preparar una infusión con té verde, pimienta, cúrcuma y unas gotas de zumo de limón".
2. Azafrán contra los bajones anímicos
Si quieres dejar de verlo todo negro, alíate con estas hebras de brillante color anaranjado. En la antigua Persia, el azafrán era el tratamiento más común para las depresiones y deberíamos seguir su ejemplo. Y es que esta especia ayuda a reducir la sintomatología de los casos leves o moderados de depresión y ansiedad: contribuyendo a reducir los cambios de humor, la irritabilidad, los estados de tristeza o euforia, la melancolía, la apatía, las alteraciones del sueño... Lo dice un estudio publicado en la revista científica Progreso en Neuropsicofarmacología & Psiquiatría Biológica, en el que se comparaba la acción del safranal (uno de los principios activos del azafrán) con la fluoxetina, empleada para el tratamiento de los estados depresivos. El safranal también es capaz de estimular la producción de neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina, lo que contribuye a mejorar el estado anímico.
¿Cómo usarla?
Tres o cuatro hebras (suelen ser más eficaces que el polvo) bastan para darle un toque de color y sabor a sopas, paellas, risottos, salsas...
El safranal que contiene el azafrán estimula la producción de serotonina.
3. Comino para ayudar a la digestión
Si quieres una prueba de si funciona o no, fíate de este dato: los antiguos romanos lo tomaban tras sus banquetes para evitar los gases, la hinchazón abdominal y las digestiones pesadas... Y todos sabemos cómo se las gastaban en lo que a comilonas se refiere. El comino estimula la vesícula biliar y el páncreas para secretar enzimas y bilis, que descomponen los alimentos en nutrientes aprovechables. Su contenido en un aceite esencial llamado aldehído cumínico lo convierte en un excelente tónico estomacal y su riqueza en flavonoides es la responsable de su acción antiinflamatoria.
¿Cómo usarlo?
Añádele unos granitos (pocos) a legumbres, coles y ensaladas para prevenir gases. También puedes tomarlo en infusión, mezclado con hinojo y anís estrellado: hierve una cucharada sopera de cada uno y tómalo después de las comidas.
4. Canela para los índices de glucemia
La auténtica, la de la variedad Ceilán (cinnamomum verum o zeylanicum), que procede del interior de la corteza del árbol del canelo, presume de poseer multitud de virtudes saludables: tiene propiedades digestivas y también expectorantes que ayudan a aliviar los catarros y combatir las bacterias que provocan el mal aliento. Pero además, gracias a sus polifenoles ayuda a activar la insulina y a transportar la glucosa en la sangre. Los resultados de un estudio publicados en la revista Annals Of Family Medicine señalan que, gracias a ellos, se logra una reducción del azúcar en la sangre y además se mejoran los niveles de colesterol y triglicéridos. Los autores subrayan, no obstante, que en ningún caso la canela sustituye a la medicación y que conviene consultar al médico sobre su consumo porque puede interactuar con algunos alimentos y, en exceso, resultar tóxica.
¿Cómo usarla?
Como ingrediente para dulces y postres (natillas, arroz con leche, manzanas asadas...), pero también para recetas más arriesgadas, como estofados de cerdo o cordero, arroces o infusiones. Es, además, un sustituto del azúcar con el que puedes endulzar el café (añadiendo una cucharadita al agua de la cafetera).
5. Fenogreco para el colesterol
¿Feno...qué? No es de las especias más populares y puede que ni te suene, pero quédate con su nombre porque si empiezas a usarlo, ya no querrás pasar sin él. Durante la Edad Media y el Renacimiento, se consideraba "la planta que curaba todos los males". no iremos tan lejos, pero lo que es seguro es que media cucharadita de café en la olla le aportará un gusto entre dulce y amargo, entre apio y caramelo, que elevará a otro nivel tus lentejas de toda la vida o un buen guiso de ragú, por ejemplo. Eso podría ser suficiente para animar a cualquiera a incluir este ingrediente de la familia de las leguminosas en el estante de las especias, pero es que además ha demostrado tener un sorprendente efecto contra el colesterol. Así lo ha señalado un estudio de la Universidad de Maryland (EE.UU) en el que se observó que aquellas personas que tomaron cuatro cucharaditas de polvo de fenogreco al día durante ocho semanas, redujeron sus niveles de LDL (el colesterol malo, el que tapona nuestras arterias) y triglicéridos hasta un 30%. La explicación podría residir su elevado contenido en fibra soluble, reconocida aliada anticolesterol.
¿Cómo tomarlo?
Puede encontrarse en polvo, en semillas o germinado. Forma parte también de muchos curris y de los combinados de especias más comunes como el ras el hanout o garam masala. Se puede usar como espesante de guisos, estofados o sopas. Como germinado, aporta una textura crujiente a las ensaladas.
4 REGLAS DE CONSERVACIÓN
- Mejor enteras: puede que en polvo sean más cómodas, pero las especias, una vez molidas, pierden sus propiedades más rápidamente, así que, cuando sea posible cómpralas enteras en semillas o granos y muélelas antes de usarlas.
- Nunca caducadas: por mucho cariño que le hayas cogido a ese botecito que lleva en tu alacena desde que te mudaste, deshazte de él porque seguramente ya no vale para nada. Escribe la fecha de compra en la tapa y deshazte de las que tengan más de un año si son molidas (las enteras pueden durar más). Si no sabes cuándo las compraste, fíate de tu olfato: si al abrir el bote no percibes su olor inmediatamente...sospecha.
- Bien almacenadas: su peculiar aroma y sabor se lo deben a sustancias que se esfuman con facilidad...y con ellas sus propiedades saludables. El vapor, la luz y el calor son los principales ladrones de su esencia, así que conviene conservarlas en frescos herméticos en un lugar fresco, seco y oscuro...Una balda encima del extractor, o junto a la vitrocerámica o el microondas no es el sitio adecuado.
- Siempre secas: cuando las emplees, utiliza una cucharadita bien seca para no humedecer el resto del contenido de los botes.